28.9.11

Santa Eulalia

En 1707, un indio venido a Nuevo México descubrió una mina de plata que sería el origen de la riqueza de Santa Eulalia, un poblado que se localiza a 9 kilómetros de Chihuahua, sobre la carretera que va a Delicias.

Juan Fernández de Retana, su fundador, la denomino Real de Santa Eulalia de Mérida. Mientras la abundancia del metal obtenido en aquella mina costeó más de una mansión y la Catedral de Chihuahua, en el seco arroyo por el que fluía el metal solo se edificó un sobrio templo.


La erección de esta parroquia, cuya primera piedra se coloco el 15 de agosto de 1760, se encargó a los mismos constructores que levantaban la Catedral de Chihuahua.  La fachada principal de la Iglesia de Santa Eulalia presenta pilastras y cornisas, un óculo hexagonal a la altura del coro y, arriba de éste, un nicho con la imagen de la santa titular. Su única torre remata en linternilla con una cruz de fierro y veleta.

La portada lateral es similar a la de la catedral chihuahuense; ostenta una rica ornamentación de follaje y columnas corintias y, como remate, un entablamento con la efigie labrada del arcángel Miguel. En su interior hay un retablo barroco, mal restaurado actualmente, con una imagen de Santa Eulalia en el centro. Uno de los altares del crucero tiene una excelente talla estofada del siglo XVIII de Nuestra Señora de Loreto, traída aquí después de la demolición de la iglesia jesuita en Chihuahua.

21.9.11

Cuarenta Casas

Una visita que sin dudas le fascinará será la de Cuarenta Casas, un conjunto de cuevas con vestigios prehispánicos. La Cueva de las Ventanas es la más accesible, de mayor tamaño y la que tiene más construcciones conservadas.
Un trayecto menor a los 68 kilómetros separa a Madera de El Once y vallecillo, poblados donde se encuentran las señales para llegar a la zona arqueológica. Hay que recorrer un kilometro de terracería a través del bosque de pinos para llegar al área de estacionamiento. Un camino conduce al arroyo donde se inicia el ascenso de 300 metros por una amplia escalera rústica. Fuera de la vereda marcada para ello, es riesgoso intentar el ascenso del acantilado, bajo el que corre el arroyo Garabato.

Mientras que Casas Grandes –Paquimé- a estaba deshabilitada cuando arribaron los españoles, los misioneros que llegaron a esta área en el siglo XVII encontraron que la Cueva de las Ventanas estaba ocupada por indios jovas. A fines del siglo XIX, el viajero Carl Lumholtz dejo una descripción detallada de esta área; sin embargo, fue apenas en 1980 cuando el INAH realizo un estudio formal sobre el sitio.
Existe la hipótesis de que estas cuevas sirvieron de refugio a comerciantes indígenas en tránsito entre Paquimé y la costa del Golfo de Cortes, pues los elementos clasificados corresponden a grupos indígenas tanto de Sonora como de Chihuahua.

14.9.11

La Zona del Silencio

En el vértice que forman los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango, se encuentra una amplia zona llena de misterios y leyendas, vigilada en su soledad por enhiestas cumbres que parecen flotar en un mar imaginario. El acceso al área se puede realizar por ferrocarril o a través de la carretera que comunica con Torreón. Está al noroeste de Cevallos, Durango, y abarca un área más o menos conocida desde San Juan del Centro y lo que fue la Hacienda de Mohovano.

En esta región desértica las ondas hertzianas se propagan difícilmente y en partes dejan de percibirse, de aquí el nombre “Zona del Silencio”. Se ha especulado mucho sobre el fenómeno, al que no se le ha encontrado explicación satisfactoria.
En el lugar llamado Chupaderos se han encontrado muchos restos meteoritos. Esta concentración es histórica, pues en Allende se localizo uno de 14 toneladas; otros han sido trasladados al Palacio de Minería en México.
Es evidente que esta zona fue parte de un gran mar, ya que se pueden encontrar muchos fósiles marinos ya petrificados, con una antigüedad superior a los 60 millones de años.
En las noches diáfanas del verano se observan raros fenómenos luminosos en el cielo; y en el día se aprecia una flora desértica con características propias –algunas no clasificadas- y una fauna sui géneris en la que destacan las pequeñas tortugas del desierto.
No se recomienda introducirse en esta región sin un guía experimentado y sin suficiente provisión de agua, ya que en ocasiones los celulares y las brújulas dejan de funcionar.





7.9.11

Divisadero

Es uno de los puntos más altos y famosos de la ruta Barrancas del Cobre; cuenta con los mejores admiradores de la barranca de Urique donde es posible apreciar hasta 1,200 m de profundidad.
El más famoso de los miradores es el de Piedra Volada, ubicado en una enorme saliente que tiene en la parte superior una inmensa roca redonda a la cual se suben los visitantes para balancearla de un lado a otro.
En Divisadero y sus alrededores se encuentran sorprendentes hoteles construidos al filo de la barranca por lo que se recomienda hospedarse mínimo una noche para disfrutar la majestuosidad de la naturaleza. Si el espíritu aventurero es más fuerte existen recorridos al fondo de las barrancas con el fin de pasear por los senderos y acampar al anochecer.
Ya sea que venga de los Mochis o de la ciudad de Chihuahua, el tren se detiene 15 minutos en Divisadero para disfrutar de la espectacular vista.