Desde finales del siglo XIX, algunos particulares ya contemplaban la importancia de contar con una línea ferroviaria. Pero no fue hasta 1861 cuando Albert Kinsey Owen vino a México como ingeniero de una empresa ferroviaria, y recorriendo la costa del Pacífico llegó a la Bahía de Oguira “Lugar Encantado”, en lengua Cahita, hoy Topolobampo. Entonces consideró ideal para llevar a cabo sus fines, formar una compañía México-Norteamericana y construir un ferrocarril que uniera al medio oeste norteamericano y a su recién descubierta bahía. En 1863 en una reunión con gobernadores y con el Congreso de los Estados Unidos expuso su idea, pero no tuvo éxito en su empresa.
Finalmente obtuvo una concesión para construir un ferrocarril entre Piedras Negras y Topolobampo, con ramales a Mazatlán, Alamos y Presidio del Norte, hoy ciudad Ojinaga, Chihuahua.
ETAPAS DE CONSTRUCCION
Después de varias transferencias el norteamericano Foster Higgins obtuvo la concesión, formó la Compañía del Ferrocarril del Río Grande, Sierra Madre y Pacífico, la cual construyó en 1897 en el estado de Chihuahua, el tramo Ciudad Juárez – Corralitos
Fueron Enrique Creel y Alfredo Spendlove quienes obtuvieron la concesión en 1897 para una línea de Chihuahua a algún lugar del Pacífico. Su compañía llamada “Chihuahua al Pacífico”
Pero fue durante el período revolucionario que las empresas pudieron concluir algunas líneas. De 1910 a 1914, el Ferrocarril del Noroeste pudo terminar el tramo Temosachic- Casas Grandes; y el ferrocarril Kansas, con diferente administración el tramo Chihuahua- Ojinaga; por último el ferrocarril Chihuahua al Pacífico de Enrique Creel, el tramo Chihuahua- Creel.

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