Aunque esta barranca de 1,640 m. es menos profunda que la de Urique, Cobre, Sinforosa o Batopilas, algunos de sus miradores resultan soberbios debido a que la verticalidad del cañón es de las mayores y su anchura de las más pequeñas.
De tal suerte que los abismales desfiladeros, de más de un kilómetro de profundidad vertical, se suceden en unos cuantos cientos de metros, cosa que en otras barrancas ocurre en distancias de kilómetros. Cabe agregar que la mayor parte de la Barranca de Candameña está dentro del Parque Nacional de Basaseachi.
Para visitar la región es necesario ir a la pequeña comunidad de Basaseachi, localizada a 279 km al oeste de Chihuahua, se llega a ella por la carretera que va a Hermosillo, Sonora. Con dirección a Basaseachi salen autobuses desde la capital del Estado, aunque también se puede acceder a ella desde la población de San Juanito, cercana a Creel, son 90 km en caminos de terracería que pronto serán pavimentados.
Basaseachi, comunidad de unos 300 habitantes, cuenta con servicios limitados: dos hoteles sencillos, cabañas para rentar y restaurantes, así como una estación de gasolina. Aunque tiene luz eléctrica, falta servicio telefónico. Dentro del Parque Nacional existen varias áreas para acampar, pero sólo las del rancho San Lorenzo ofrecen buenos servicios.
Sesenta kilómetros antes de llegar a Basaseachi se encuentra Tomochi, población con mejor equipamiento y servicios.
En la cascada de Basaseachi es impactante el mirador que se sitúa justo donde cae la cascada, pues ofrenda a nuestros ojos una inusual vista de la caída de agua de gran magnitud y, por si fuera poco, es aquí donde propiamente nace la Barranca de Candameña. Desde ahí desciende una vereda turística, entre las paredes verticales de la barranca, que llega hasta la base de la cascada.
A medio descenso encontramos el mirador de La Ventana, que muestra otro ángulo fascinante de esta caída de agua. Entrando por la carretera de Las Estrellas, los miradores -del Rancho San Lorenzo- quedan frente de la cascada, en la otra cara de la barranca.
Una vereda de difícil acceso lleva a los miradores de Piedra Volada en la parte alta de esta cascada, y desde ahí se tiene a la vista la barranca, que abarca una de las partes profundas y más estrechas de la zona. Esta visión es imponente ya que se tiene adelante, a unos 600 ó 700 mts de distancia, la enorme pared rocosa de El Gigante, con un corte a plomo de más de 700 mts y que arranca desde la orilla del río de Candameña. Desde aquí sólo es posible ver la cascada descendiendo unos 15 mts con cuerdas, para lo que hay que dominar la técnica del rapel.
La cascada de Piedra Volada sólo se ve completa desde la pared de enfrente, y para llegar a ese espectacular mirador es necesario entrar con vehículo desde la comunidad de Huajumar, dejar el automóvil y caminar un poco más de una hora entre el bosque. Otro lugar desde donde se aprecia la cascada es el río Candameña. Para ello hay que descender al río desde la cascada de Basaseachi y caminar casi un día hasta donde se une el arroyo de Cajurichi con el río Candameña.
Por último, mencionaremos que hay otros miradores ubicados en el trayecto de Basaseachi a la comunidad minera de Ocampo, a 25 km de la primera, en el fondo de la Barranca del mismo nombre.
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