10.7.13

Centro Cultural Universitario, Quinta Gameros

Cuenta la leyenda que esta finca fue producto de la pasión del cadete Gameros por su prometida Elisa Müller, a quien pensaba regalársela. La verdad es menos romántica, pues cuando ordenó su construcción al arquitecto colombiano Julio Corredor Latorre, el ingeniero en minas Manuel Gameros ya tenía tres años de viuda y varios hijos.
Irónico pero cierto fue que ni él ni su familia pudieron disfrutar la Quinta, pues en 1910, cuando quedó concluida, estalló la Revolución de Chihuahua y los Gameros tuvieron que emigrar. En 1913 fue intervenida por las fuerzas revolucionarias y en ella tuvo su residencia oficial y privada el primer jefe del ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, entre abril y mayo de 1914. Después tuvo otros usos, desde cuartel hasta despacho del general Francisco Villa, quien durante su estancia en el edificio ordenó una ejecución que n se llegaría a realizar: la de su huésped el general Álvaro Obregón.


Los herederos de Gameros habían muerto cuando se suspendió la confiscación y el gobierno adquirió la finca para instalar oficinas que dañaron partes del edificio de manera irreparable.  En 1954, la Universidad de Chihuahua inició aquí parte de sus actividades docentes, que proseguirían hasta 1958, cuando el reciento se destinó para alojar al Museo Regional.
Es indiscutible que la construcción es una magnifica muestra de arquitectura civil. Aunque muchas veces se ha considerado una obra de art nouveau, en realidad es ecléctica, pues presenta elementos neoclásicos y detalles propios de la época, como sus trabajos de herrería.


En el interior sobresale una escalera ondulante de doble rampa que da acceso al pórtico posterior y, en su rellano, un gran vitral ilumina la estancia. Lo que sí es indiscutible art noveau es el mobiliario que fue traído en 1971 de la Ciudad de México y que perteneció a la familia Requena. José Luis Requena se encargo del diseño de los muebles –juego de comedor y recamaras-, que incluía cristalera, rejas, cubiertos, marcos y todos los detalles complementarios que se pueden apreciar como parte de la colección permanente del museo.

20.6.13

Los Cañones de la Barranca del Cobre

Después de la actividad volcánica de la sierra y de la formación de las mesetas, la erosión ocasionada por el viento y la lluvia continuaron dando forma  lo que hoy podemos ver como los cañones de la Barrancas del Cobre.

Si bien, esta región de la SMO tiene varios cañones, solo a 7 de ellos se les considera dentro de la zona de Barrancas del Cobre:

Barranca de Urique:

Con 1,879 m de profundidad, es la barrancas más profunda de México y la más conocida de esta zona, gracias a que se observa desde la estación Divisadero del CHEPE. Se origina en la unión de las Barrancas del Cobre y Tarararecua, y en su fondo corre el río Urique, que desemboca en el Pacífico por el estado de Sinaloa.

Barrancas del Cobre:

Con este nombre se conoce la manera genérica a todo el sistema de Barrancas. Esto debido a que cuando se abrió la estación del CHEPE se confundió la Barranca del Cobre con la de Urique, que desde ahí se aprecia muy bien. Lo cierto es que la Barranca del Cobre, con 1,300 m de profundidad, es poco conocida.

Debe su nombre a unas viejas minas que hay en su fondo en las que se exploraba cobre. 

Barranca de la Sinforosa:

Se trate quizá de  la barranca más espectacular de la región Barrancas del Cobre y  la segunda más profunda con 1,830 m. Precisamente por esto se le conoce como “la reina de las barrancas”.

Se accede desde la población de Guachochi, 18 km al sur. En donde se encuentra el mirador de Cumbres de Sinforosa. Una de las principales actividades es el campismo y la caminata, bajar al donde de la barranca y admirar el hermoso paisaje. También es impresionante observar la barranca desde sus miradores, y para ello cualquier temporada es buena, además de visitar Guachochi y realizar compras de artesanías, como violines de madera, cobijas de lana, tambores entre otras cosas.

Barrancas Batopilas:

Esta barranca tiene 1,800 m de profundidad y destaca por su historia, la cual gira alrededor de a minería y su centro más importante, el hermoso pueblo de Batopilas, que se encuentra a los 450 msnm, en el fondo de la barranca. Debido a la abundancia y riqueza en minerales, el poblado de Batopilas adquirió gran importancia, al grade de ser el segundo poblado en todo México en contar con electricidad. 

Tiene vistas imponentes desde su mirador de la Bufa. En su fondo corre el río de Batopilas, el que también forma parte de la cuenca del El Fuerte. En esta barranca se conservan algunas de las comunidades rarámuris mas tradicionales.

Barranca de Candameña:

Con 1,750 m de profundidad esta barranca se encuentra enclavada en el Parque Nacional Cascada de Basaseachi, a 276 km al oeste de la ciudad capital de Chihuahua, y a 4 horas por la carretera 16 que llega a Ciudad Cuauhtemoc, La Junta; San Pedro; Tomochi y Basaseachi.


Esta barranca combina espectacularidad y belleza. Destaca porque tiene las dos cascadas máss altas de México: Piedra Volada (435 m) y Basaseachi (246 m), por lo cual se le conoce como “La Barranca de las Cascadas”. Además, contiene la peña de El Gigante, que presenta la pared totalmente vertical más alta de México conocida hasta el momento.

Barranca de Chínipas:
Con 1,600 m de profundidad es quizá la menos conocida, debido a su lejanía. En su fondo corre el río del mismo nombre, afluente del río El Fuerte. En el fondo de esta barranca se encuentra el pueblo misional de Chínipas, el mas antigua de toda la Sierra y uno de los mejores conservados.
Barranca Oteros:

Se encuentra entre los antiguos pueblos mineros de Maguarichi y Uruachi, con una profundidad de 1,520m. Es accesible desde ambos pueblos por caminos de terracería. También se puede llegar vía El Divisadero y San Rafael.

Entre otras maravillas que posee esta barranca, sobresale la cascada de Rocoroybo con sus tres saltos.




14.6.13

Campos Menonitas


Hoy en día, los menonitas representan un atractivo para el viajero que atraviesa Cuauhtémoc, que es la puerta de entrada a la sierra Tarahumara. Llegaron a México en 1922  y pertenecen a una secta que se caracteriza por su laboriosidad, rechazo a la violencia y apego a sus principios religiosos. Se les puede ver en los campos que rodean Cuauhtémoc, vestidos con sus atuendos tradicionales, reminiscencia de costumbres y trajes del siglo XVI en el norte de Europa. Solían trasladarse en carruajes tirados de caballos percherote, aunque cada día son suplidos por vehículos modernos.

Actualmente continúan siendo un grupo que tiene comunicación minima con los pueblos circunvecinos, lo que les facilita por su idioma bajo alemán. Visitar un campo menonita es retroceder en el tiempo, pues sus habitantes aún conservan elementos medievales en su vestuario y en la construcción de viviendas.

Después de alguna nevada en la región de Cuauhtémoc, el paisaje recuerda a los pueblos flamencos del siglo XVI.

Al norte de Cuauhtémoc encontrará el museo y centro cultural Menonita. Está instalado en una típica casa menonita de madera con tejados blancos, donde podrá ver las habitaciones tanto los padres como de los hijos, así como diversos utensilios de trabajo, de cocina y muebles que los menonitas utilizaban en 1922, como maquinas para hacer embutidos, cunas, lavadoras, neveras, batidoras y cortapapas. En el museo se proyectan autovisuales que narran la historia de este grupo y, en la tienda de artesanías, se ofrecen productos menonitas y algunos artículos como manteles, muñecas y textiles. Se localiza en el kilómetro 10.5 de la carretera Cuauhtémoc-Álvaro Obregón (estatal 10)

Otra opción es visitar las tiendas y granjas menonitas, como la quesería América, donde podrá adquirir quesos y otros productos lácteos. Ésta se encuentra a  500 metros de la desviación del campo 2B, al cual se llega por la carretera Cuauhtémoc-Álvaro Obregón, en el kilómetro 7.5.
Si desea aprender un poco más sobre la forma de vida de los menonitas. Lo invitamos a ver Luz silenciosa (Stellet Litch), una película del cineasta mexicano Carlos Reygadas.

Estrenada en Octubre de 2007, la cinta fue galardonada con varios premios nacionales e internacionales y muestra la vida de los menonitas en esta región de Chihuahua.

16.5.13

La cultura Tarahumara


 Cuando el  Jesuita Juan Fonte fundó en lo que hoy es Balleza una misión para Indios Tepehuanes, supo que tenían fricciones con los llamados raráhumare, o sea “corredores de a pie”. Al redactar su informe anual en 1607, el padre Fonte se enfrentó al dilema de no usar la letra R –que suena fuerte al principio de palabra- Pues deformaría el gentilicio que pretendía escribir, así que optó por escribir tarahumares, en vez de rarámaris.
Los estudios arqueológicos revelan su presencia en la sierra Chihuahuense desde hace cerca de 10 mil años. La antropología los considera de origen Náhuatl, y su lengua está clasificada dentro del grupo uto-azteca.

Es sorprendente que el numero aproximado de 40 mil individuos reportado por los jesuitas en el siglo XVII haya permanecido mas o menos estable hasta nuestros días, así como la homogeneidad de su cultura e idioma, a pesar de que nunca tendieron a formar comunidades, debido probablemente a la geografía de su hábitat- que no permite cultivos extensos- y a que las planicies son demasiado áridas para sembrar, por lo que vivían también de la caza y la pesca.


Aun conservan juegos con antiguas raíces religiosas: la carrera de bola de encino entre los hombres, conocido como rarajípari, y las carreras de mujeres que se lanzan dos pequeños aros entrelazados, a los que les llaman rohuena. Compiten por equipos que representan sus rancherías; los hombres recorren distancias kilométricas que se cubren sin interrupción, lanzando con el empeine la bola hacía adelante mientras los espectadores lo estimulan gritando “¡huériga, huériga!” y les ofrecen pinole y tesgüino.

25.4.13

La Ruta


La Ruta

El camino del  Chepe es a través de Chihuahua, Cuauhtémoc, Creel, Divisadero, Cerocahui, El Fuerte y Los Mochis,  es decir pasa por la Sierra Tarahumara, dentro de la cual están las Barrancas del Cobre (las cuales por cierto, son más grandes que el Gran Cañón en Estados Unidos). Debido a las diferentes altitudes por las que pasamos, y al extenso camino que recorremos, podemos ver una gran cantidad de ecosistemas y paisajes los cuales son increíbles. De hecho, para disfrutar mejor este viaje, nosotros damos varias recomendaciones:

A) Es un viaje que se tiene que realizar varias veces: Esto debido a los cambios en los ecosistemas, a los cambios culturales, y en general a la evolución física de los lugares.
B) Planear el viaje para tener suficiente tiempo: es decir, recomendamos que no se recorra todo en un sólo viaje, siempre es bueno parar en ciertos lugares y visitarlos (en otro post hablaremos de las paradas), claro que las vistas desde el tren valen mucho la pena, pero no hay como poder recorrer los lugares, disfrutarlos, conocer a su gente, su cultura, su gastronomía, etc.
C) Investigar las diferentes actividades que se pueden realizar (actividades de las que estaremos hablando en este blog, como el ciclismo, la pesca, kayaking, etc...)



18.4.13

Artesanía Tarahumara




Las artesanías Tarahumaras (o Rarámuris) suelen ser ollas de barro, platos, vasos, tazas, cajetes, y jarros, o bien canastas hechas de palma de diferentes tamaños (las cuales también son muy famosas entre los turistas), estas artesanías suelen ser fabricadas por las mujeres; mientras que los hombres suelen ser quienes fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, figuras de madera y cucharas, así como también cobijas con figuras geométricas.


El barro es esencial en la cultura Tarahumara debido a la importancia comercial que tiene en estos momentos, pues es lo que más fabrican y en el material en el que más se basan para hacer sus artesanías. La mayoría de estas artesanías buscan venderlas a turistas y otras las usan como sus utensilios.

10.4.13

Chihuahua Ciudad en Movimiento

Visitar Chihuahua no sólo es adentrarse en el Estado más grande de la República Mexicana, en donde es posible encontrar una gran variedad de ecosistemas, desde desierto hasta el bosque, Chihuahua también es tierra de revolucionarios, Tarahumaras, menonitas y de grandes aventureros que gozan explorando su fascinante y agreste geografía.

La ciudad de Chihuahua ofrece desde grandes museos, hasta sitios históricos como la casa del general Francisco Villa. Esta vieja casona se encuentra en las calles del Chihuahua antiguo, y fue aquí donde el revolucionario compartió momentos con su única esposa reconocida por la ley. Pancho Villa habitó esta casa cuando fue gobernador del estado; actualmente alberga un museo.




En el centro de la ciudad encontrará la Catedral, de estilo barroco, y la Plaza de Armas, donde es posible refrescarse con una rica nieve o bolear los zapatos con alguno de los boleros instalados en unos peculiares quioscos a orillas de la plaza.

Cerca de ahí se encuentra el Museo de Arte Sacro y el Palacio Municipal. Por la calle Libertad se llega a otro punto obligado de visita: el Palacio de Gobierno, en cuya planta baja se localiza el Museo de Hidalgo, diseñado para rendir homenaje al Padre de la Patria. Es posible visitar el calabozo donde este personaje estuvo preso antes de ser fusilado el 30 de junio de 1811.



Las calles y mansiones de Chihuahua conservan muchas historias, algunas de ellas de amor, como la de la mansión conocida como Quinta Gameros, que actualmente es un centro cultural.

Cerca de la ciudad existen muchos otros lugares para visitar, como Delicias, con su famoso museo paleontológico, el Parque Nacional Cumbres de Majalca, con sus caprichosas formaciones de roca, y Ciudad Cuauhtémoc, con sus comunidades menonitas, todos ellos a una hora de distancia de la ciudad.