Cuenta la leyenda que esta finca fue
producto de la pasión del cadete Gameros por su prometida Elisa Müller, a quien
pensaba regalársela. La verdad es menos romántica, pues cuando ordenó su
construcción al arquitecto colombiano Julio Corredor Latorre, el ingeniero en
minas Manuel Gameros ya tenía tres años de viuda y varios hijos.
Irónico pero cierto fue que ni él ni
su familia pudieron disfrutar la Quinta, pues en 1910, cuando quedó concluida,
estalló la Revolución de Chihuahua y los Gameros tuvieron que emigrar. En 1913
fue intervenida por las fuerzas revolucionarias y en ella tuvo su residencia
oficial y privada el primer jefe del ejército Constitucionalista, Venustiano
Carranza, entre abril y mayo de 1914. Después tuvo otros usos, desde cuartel
hasta despacho del general Francisco Villa, quien durante su estancia en el
edificio ordenó una ejecución que n se llegaría a realizar: la de su huésped el
general Álvaro Obregón.
Los herederos de Gameros habían
muerto cuando se suspendió la confiscación y el gobierno adquirió la finca para
instalar oficinas que dañaron partes del edificio de manera irreparable. En
1954, la Universidad de Chihuahua inició aquí parte de sus actividades
docentes, que proseguirían hasta 1958, cuando el reciento se destinó para
alojar al Museo Regional.
Es indiscutible que la construcción
es una magnifica muestra de arquitectura civil. Aunque muchas veces se ha
considerado una obra de art nouveau, en realidad es ecléctica, pues presenta
elementos neoclásicos y detalles propios de la época, como sus trabajos de
herrería.
En el interior sobresale una escalera
ondulante de doble rampa que da acceso al pórtico posterior y, en su
rellano, un gran vitral ilumina la estancia. Lo que sí es indiscutible art
noveau es el mobiliario que fue traído en 1971 de la Ciudad de México y que
perteneció a la familia Requena. José Luis Requena se encargo del diseño de los
muebles –juego de comedor y recamaras-, que incluía cristalera, rejas,
cubiertos, marcos y todos los detalles complementarios que se pueden apreciar
como parte de la colección permanente del museo.