14.6.12

Aldama y sus alrededores





Aldama es tierra de alamedas y acequias; dos ríos la riegan y un bosque la cobija. Las cocinas de sus viejas casonas huelen a ate y membrillo y sus mesas se visten con blancos manteles almidonados.
En agosto de 1671, el capitán Pedro Cano de los Ríos recibió del gobernador de la Nueva Vizcaya el permiso para ocupar los campos al sur de Tabalaopa.

Aunque con vida precaria, el poblado de San Jerónimo subsistió hasta un atardecer que, con un crepúsculo rojo, como incendio lleno de alaridos, los apaches cayeron sobre el pueblo matando a todo ser viviente y prendiendo fuego al caserío y a la iglesia; los mozos fueron llevados cautivos y los pocos que lograron salvarse de la masacre llegaron a chihuahua con la infausta noticia. Las ruinas y los cuerpos ocuparon San Jerónimo y Santa Ana Chinarras.

Creada la comandancia de provincias internas, se comisionó en 1783 capitán Juan Gutiérrez de la cueva para repoblar san Jerónimo y asentar ahí el presidio de San Borromeo, que sería defendido por una guarnición. Se construyeron murallas y la iglesia que aún subsisten, sobria y sólida, de adobe.

Hoy es la cabecera del municipio con el mismo nombre, dedicado primordialmente a la ganadería y a la agricultura.
En la salida hacía Ojinaga, a 43 Km. de Aldama hay una desviación a la derecha que conduce 10 Km. adelante, hasta la presa El Granero, un sitio que a pesar de carecer de servicios turísticos formales, resulta ideal para la pesca de carpa, lobina y bagre.


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